Con Uber fuera del camino durante los días de pandemia, los inDriver siguen trabajando y -varios- evadiendo controles sanitarios en las comunas en cuarentena. Hablamos con conductores de la aplicación, quienes andan con mascarilla, nylons, mucho lysoform. Han esquivado al Ejército y a Carabineros… pero no al Coronavirus.

Por Ángel Guzmán, desde Calama

La primera vez que usé un inDriver en Calama fue apenas empezó la cuarentena. Uno de esos días post 9 de junio, uno de sus conductores me dice: “No, si funcionamos toda la noche, andamos por las calles alternativas, por ahí nos movemos”.

Con el paso de los días, efectivamente, las calles alternativas tomaron protagonismo. Cualquier línea intermedia entre las avenidas Balmaceda, Granaderos o Grecia es el mejor camino. Hay que evitar las tres avenidas principales que atraviesan la ciudad de oriente a poniente. Entre la angostura y oscuridad de algunos de estos pasadizos se han movido los conductores de la aplicación de servicios de transportes inDriver.

La pandemia limitó a Uber con entregas de paquetes y comida. Ni DiDi, Cabify ni Beat funcionan en la ciudad. En marzo inDriver ya era la segunda aplicación del ranking de las más instaladas del mundo. En la práctica se volvió una alternativa de trabajo frente al coronavirus y sus parámetros de confinamiento.

“En un principio, cuando empezó inDriver, las tarifas eran más altas, después cuando hubo más vehículos las tarifas bajaron. Si uno ofrecía 1.500, la otra persona aceptaba al tiro, no negociaban que es la idea de inDriver”, cuenta Jonathan (32) que trabaja hace dos años como conductor de la app.

Su automóvil es atravesado por un plástico transparente, separando el contacto del pasajero con él; los compartimentos guardan Lysoform y un pulverizador para sanitizar. Ha ido adquiriendo estos equipamientos desde abril hasta los ya cuatro meses que lleva de cuarentena la ciudad.

Las cifras del confinamiento al 9 de septiembre muestran a Calama con 185 casos activos de un total de 7.316 contagiados que se dieron desde el 14 de marzo. Y desde el 30 de abril la ciudad sumó 302 fallecidos por el virus. En esa línea Carabineros reportó que, desde el 9 de junio al 7 de septiembre, 3.337 personas infringieron la cuarentena sanitaria en la Prefectura El Loa.

Control sanitario en sector Los Volcanes. Foto: Carabineros Prefectura El Loa

Jonathan relata que una vez pararon su colectivo (que también usa como inDriver) en el control sanitario frente a la comisaría de Granaderos. Pidieron permisos a los pasajeros y una señora no tenía. Se fue detenida. Por eso se volvió más precavido:

“En primera instancia yo les pregunto cuando se suben al vehículo si están con permiso o no. Esté con permiso o sin permiso trato de evadir el control porque al final, como todos sabemos, si el carabinero te quiere joder, te va a joder igual”.

A diferencia de otros, Jonathan maneja por las avenidas. Cuenta con permisos y documentos como la hoja de servicios especiales del colectivo. Varios como él han llegado con el letrero abajo a tomar pasajeros fuera del recorrido últimamente.

“Es una forma más segura de poder trabajar considerando que una carrera de dos mil pesos es como si fuera con tres pasajeros en el colectivo”, asegura en el semáforo de Grecia con Cobija, donde nos sorprende la llegada de una Peppa Pig bailando.

Los conductores se adaptaron a los nuevos horarios de movilización de pasajeros que propuso la pandemia, la cual también dejó ver otras muestras de ingenio: levantamiento de cortinas en tiendas del centro para arreglar un teléfono, citas en casas estilo fiesta privada entre clientes y trabajadoras de schoperías cerradas hace meses, delivery de cualquier cosa.

Algunas de estas situaciones pasaron legalmente como un acto solidario. El 31 de agosto la Comisaría Virtual reportó 51.697 solicitudes del permiso temporal “Entrega de Insumos a Adultos Mayores”, el segundo más recurrente en sus informes diarios luego del permiso de compras. Nada parece detener la movilidad, excepto el coronavirus que afectó a Jonathan, como a miles en Calama.

“Mis síntomas fueron súper leves, pasaron desapercibidos y en realidad cuando perdí el olfato me vine a dar cuenta que estaba contagiado. Hice cuarentena en mi casa lo que dicta la ley y al estar en contacto con mi familia se contagió mi señora. Así que al tercer día que inicié la cuarentena ya no sentía malestar, sólo unos leves dolores de brazos, unas puntadas en los dedos y como al séptimo día recuperé el olfato, el gusto igual de las cosas, el té por ejemplo era pura agua, no le encontraba el sabor a nada”, recuerda.

Tras la recuperación volvió a ser un ícono de automóvil verde en la pantalla de la aplicación de transporte, esperando nuevos viajes en el mapa de Calama. Limpia su auto unas tres o cuatro veces al día.

MIGRACIÓN INDRIVER

El 15 de agosto el mapa de inDriver, en un sector de Calama, muestra a 14 conductores desplegados por las calles. Reciben los antecedentes de nuevos viajes y aceptan. Las carreras incluyen tiempos de esperas afuera de casas, llamadas, fotos del usuario y la patente del vehículo. La calificación del final influye en futuros viajes.

Dentro de esos avatares virtuales va Enrique (36), venezolano que conduce un auto particular pintado de azul. Llegó a la app por recomendación de amigos hace cinco meses. Lleva dos envases de Lysoform y toallas húmedas para limpiar el auto cada vez que se baja un pasajero.

“La mayoría siempre muestra el permiso, nosotros siempre preguntamos, pero si tienen o no, no podemos decirle que lo tengan. Eso es de cada quien”, relata Enrique y remarca que “inDriver es una aplicación dicho por la autoridad que es ilegal, y como auto particular no se pueden hacer este tipo de trabajos porque no hay autorización, para eso están los taxis colectivos. ¿Qué pasa? Que un
 colectivo tiene la facilidad de ser inDriver y llevar pasajeros, y en un punto de control no le van a decir nada como a uno”.

Enrique reconoce que ha tenido suerte en los controles. Ahí entrega sus documentos y sigue. “Uno tiene que trabajar honradamente y no andar haciendo cosas malas. Y trabajar de inDriver como chofer no es deshonroso, no es malo. Lo malo que dice el gobierno que es ilegal pero es el método que tenemos muchos para llevar el bocado de comida a la casa”, afirma.

FUTURA REGULARIZACION

Tal como dice el conductor, inDriver y las demás aplicaciones de transporte de pasajeros son ilegales en Chile. Sin embargo, el proyecto que regularizará su operación se encuentra en la recta final de tramitación legislativa.

“Hay bastantes personas que realizan servicios de estas aplicaciones y se les ha procedido el retiro del vehículo y la citación correspondiente”, afirma el comisario de la Primera Comisaría de Calama, Robinson Villarroel, al ser consultado si han detenido a conductores de inDriver durante la pandemia.

–¿Qué piensa sobre los permisos colectivos temporales y sus vacíos legales para trabajar de esta forma y poder salir de casa?
Más que lo que piense, siempre va haber gente incumpliendo la norma: comerciantes ambulantes que trabajan en la calle sin su permiso, gente que roba. Entonces todas las personas van a buscar la mejor forma de poder desenvolverse. Ahora, el incumplimiento de la norma es por parte de cualquier persona. Cada uno se arriesga, el que roba se arriesga a caer detenido, el que realiza comercio ambulante queda citado al Juzgado de Policía Local, así como el que realiza servicios de transporte de personas también está sometido a eso. Ahora, más que los vacíos legales que usted hace presente, se basa en cómo la persona busca cualquier otro tipo de permiso para poder ejecutar este servicio en la vía pública, el cual no está autorizado.

pandemia covid 19 calama

Más de 7.000 personas se han contagiado del Covid-19 en Calama. Al 7 de septiembre, más de 3 mil personas habían sido sorprendidas infringiendo la cuarentena sanitaria en El Loa. La Aplicación inDriver funciona durante la pandemia con la incorporación más notoria de taxis colectivos.

Lea este reportaje y los demás de la edición Nº 27 de la revista en papel digital aquí.

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