Don Antolín (Cobit) rompe el silencio Bush in Action septiembre 17, 2020 Crónicas 3167 No se ha contagiado, pero sus vecinos bromean con que no debe acercarse a nadie. Es el peso que lleva Antolín Cobit Cárdenas, la única persona en Chile con un nombre similar a la enfermedad que da el nuevo coronavirus, según una exhaustiva investigación que hicimos en Google y un rutificador. Desde las lejanas tierras de Lago Ranco, donde vive rodeado de naturaleza y poca señal, este amable caballero recalca: “O sea sí riman. Pero no tienen nada que ver”. Por José Francisco Montecino “Mi nombre es Antolín Cárdenas Arriagada”, dice al teléfono, con una voz entrecortada debido la mala señal que tiene en el lugar donde vive, lejos del ruido citadino pero cercano a la naturaleza y al Lago Ranco, al sur de Chile. “Mi segundo nombre es Cobit”, agrega. “Termina con ‘T’”, recalca. Y es importante recalcar este detalle en estos días. Antolín Cobit Cárdenas Arriagada es la única persona en Chile que encontramos en internet con un nombre similar a la Covid-19, esa enfermedad que da por el SARS-CoV-2, el coronavirus que nunca se volvió buena persona. Don Antolín Cobit es agricultor, campesino. “Eso es lo que yo soy. A lo que yo me dedico a la agricultura, vivo en el sector rural”. Y vaya que vive en el sector rural. Este señor reside en la comuna de Lago Ranco, en el sector de Calcurrupe. Aproximadamente a 100 kilómetros de Valdivia, derecho a la cordillera, explica. “Estamos en el límite de la comuna de Futrono el lado norte”. Por esto, al parecer, no tiene buena cobertura. Tampoco la necesita. No usa WhatsApp, no tiene redes sociales. En este lugar vive con su esposa y dos hijos. Los otros dos ya crecieron y se fueron de la casa. Ha vivido toda su vida en aquel lugar, desde que nació el 10 de junio de 1971. “Estoy cerca de cumplir los 50 años. Y soy nacido y criado en este sector. Conozco todo, gracias a Dios. Conozco toda mi zona”, comenta. – ¿Alguien ya le ha dicho que “Covid” y “Cobit” riman? – O sea, sí riman. Pero no tiene… (se ríe) no tiene nada que ver – contesta Antolín Cobit. Y agrega: Acá mis vecinos me han molestado. Me han dicho “usted …su segundo nombre es ‘Cobid’”, así que no lo van a dejar pasar para ningún lado. Después de contestar, comienza a reír. Y de fondo, su esposa se ríe a carcajadas por la anécdota que cuenta. Las bromas vienen de las personas que saben su segundo nombre, quienes también lo molestan diciéndole que es “peligroso”. “Yo lo tomo con humor, porque (vuelve a soltar una risa que se entremezcla con sus palabras) es una mera coincidencia. Yo lo tomo con humor. Qué saco con alterarme. No hay motivo tampoco”, explica. El segundo nombre de este señor viene de la Biblia. Al menos eso cuenta él. No recuerda en qué parte del antiguo testamento aparece. “Me lo colocó mi papá”, dice. Y también dice que en su familia son todos católicos. Él y sus ocho hermanos y hermanas fueron bautizados a los seis años. Pero enfatiza: “No soy de ir a misa, me he alejado por tantas cosas… me estoy alejando. Eso no quita que todos los días oramos a nuestro Creador”. *** A Antolín Cobit lo intenté contactar varias veces. Siempre contestaba alguien que no era él. En una mañana de domingo de agosto contesta su esposa. Dijo que se encontraba forrajeando a las vacas, que mejor lo llamase en la tarde. Otro día volví a llamar y me contestó su hijo. Me comentó lo mismo: está forrajeando a las vacas. “Significa darle el alimento. El forraje”, explica. Y no es más que eso, darles de comer. “Y se le da todos los días en la mañana”, agrega. “Como hay mucha escasez de forraje verde en este tiempo por la misma temperatura, hay que suplirla y alimentarla con forraje que guardamos durante el verano. Eso es forrajear” concluye. Antolín Cobit es mucho más que solo tener el nombre parecido a un virus que provocó una crisis mundial sin precedentes. El señor se ha desempeñado en varios grupos como dirigente: dirigente vecinal, de comité, deportivo y de comunidad indígena. Y lo último debido a que por sus venas -al igual que todos los chilenos del sur, les guste o no- corre sangre mapuche. “Tengo sangre mapuche por parte de mi madre. De mi padre no tengo mucho registro para atrás, pero posiblemente también”, agrega. Lo que más le gusta, sin embargo, es la naturaleza. El contacto con la tierra y lo que crece de ella. “Gracias a Dios tenemos esa posibilidad de disfrutar de la creación”, recalca. Tanto él como sus hermanos y hermanas se dedican a esto: la agricultura. Algunos también son carpinteros. Pero todos saben cultivar papas, cosechar todas las legumbres. “Seguimos las tradiciones antiguas”, comenta. Por la misma razón enfatiza la importancia del agua para su oficio. Afortunadamente, dice, ha sido un buen año en cuanto a lluvias. No ha sido el más lluvioso como antes, “pero estamos conformes, Para nosotros es fundamental que la lluvia permanezca”. – ¿Qué es lo que más le gusta de esta zona? – La vegetación más que nada. Me gusta lo verde. Si tengo que alejarme de esta zona, tendría que ser más al sur. Pero no tanto tampoco. Por lo anterior, en sus ratos libres sale a caminar a algún cerro cercano. Como vive al lado del Lago Ranco, caminar adquiere otro atractivo. A veces va con su familia a pescar, donde atrapan desde trucha hasta salmón fario, que se distingue por unas manchas café en su cuerpo. Los pescados que capturen lo hacen frito o en caldillo. “Aún tenemos la dicha que tenemos ríos y lagos que todavía se puede decir que están libres de contaminación de los químicos”. También por lo anterior es crítico con la agricultura actual. “Soy técnico agrícola y no estoy de acuerdo con los químicos que están aplicando los organismos del Estado”, dice. Y explica que introducir nuevas especies a los cultivos no es natural. Pueden darse, opina, pero muchos no responden a nuestros suelos o en climas distintos. “Hay que volver a lo natural. Eso es lo que el hombre se está dando cuenta a nivel mundial. Si queremos preservar el mundo, tenemos que salvar todo lo que es lo natural”, concluye. Luego de esta conversación, don Antolín Cobit irá a visitar a una de sus hermanas. Y cuando lo vuelva a llamar otro día por la mañana, estará forrajeando a las vacas. Hacer Comentario Cancelar Respuesta Su dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web