Por Laca Mita

Una crónica desesperada de un diario de provincia se hace en un día, o tal vez en minutos, de ahí el aplicable formato de seis W (¿Qué? ¿Dónde?… ). La mayoría de las crónicas que se publican en los diarios de provincia son desesperadas. El lector notará que se escribe contra el tiempo. Se sigue un modelo donde después de ilativos y opiniones confrontadas (principalmente de políticos, los mismos de siempre) sobre el tema. Simpleza absoluta, pero efectiva a la hora de mirar el reloj.

En un diario de provincia el equipo de periodistas funciona con suma urgencia. A veces son dos o tres periodistas para cubrir toda la ciudad. La mayoría de los periódicos funciona con 6 periodistas de crónica, de los cuales uno está dedicado a lo policial o crónica roja, que nunca es crónica roja sino una mezcla entre información emanada por la policía de colisiones, riñas y una que otra amenaza cabrona y fiscalizadora del gobernador. A esto se suman dos periodistas para deportes que cubren con crónicas desesperadas el quehacer deportivo de la ciudad, y un periodista de espectáculo o cultura -el resumidero del diario- donde a veces no hay espacio o veces queda mucho espacio.

De las características de los 5 pelagatos se puede decir: el 1, lleva años haciendo lo mismo y eso significa que tiene un documento word con los teléfonos de los personajes más importantes de la ciudad, además las autoridades lo tratan por su nombre y lo llamen, a la hora de escribir maneja alrededor de 30 ilativos distintos, hace cuatro crónicas de 3000 caracteres al día y por todo esto lleva varios años esperando algún tipo de reconocimiento, en efecto participa con cierta displicencia en las reuniones de pauta pues avala su orgullo que sus crónicas son el título diario, el pan de cada día, el maná; el 2, no tienen tantos contactos como el 1, pero se puede considerar especializado en temas relacionados a la salud (como distintos tipos de virus como el sincicial) y educación, a la hora de escribir, la diferencia con el 1, es que interpreta las opiniones y por esto al día hace una crónica menos que el 1 y titula dos veces a la semana; el 3, es el más antiguo de todos y por ende tiene más bagaje en la ciudad, por esto le encargan los temas históricos y además está encargado del área municipal, no obstante por sus años mantiene ripios y mañas al momento de escribir como adjetivizar demasiado y usar palabras cursis que molestan al editor; el 4, es el que mejor escribe y por esto su jefe le pide que «novele» y esto significa describir tanto lugares y acciones, esta capacidad lo hace que desarrolle temas sobrenaturales como las apariciones del chupacabras u ovnis o reportajes de impacto como la prostitución o el sucio mundo de la droga y el quinto pelagato, el último, no está sometido a clasificación pues es un periodista de reemplazo o alumno en práctica.

Los reporteros gráficos, en tanto, son una raza especial, decía un viejo periodista. Tipos mañosos, remolones y en muchos casos, resentidos. La mayoría no aguanta que un periodista le diga lo que tiene que hacer.

Las jefaturas pueden variar de tres a uno. El jefe, como todos, presiona porque desea irse temprano como todos en realidad. Hay mejores cosas que hacer como tirar, ver fútbol con una cerveza o disfrutar a los hijos. Son casi 340 días en el año viéndose las caras, sintiéndose los olores a sobaco y poto, hablando de lo mismo y viendo como tipos, políticos, suben y bajan como el marrueco del pantalón. Hay mejores cosas que hacer que estar sentado frente al computador, al lado de un teléfono o de un superhéroe frustrado que alguna vez su ego sonso lo llevó a pensar que ajusticiaría a varios en la ciudad, pero la necesidad tiene cara de hereje.

Al final siempre habrá algo malo en la ciudad para poder respirar, vivir y ganarse las lucas, y sino lo hay, cabronamente se inventa.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.