Sebastián Fritis El guardián del cementerio Bush in Action noviembre 14, 2021 Crónicas, Crónicas Secretas de Antofagasta, Reportajes 2397 El “Monje Custodio” es un funcionario que lleva años trabajando como guardia por las noches en el Cementerio General de Antofagasta, compartiendo caminatas con relatos sobre quienes están para siempre en ese lugar. Bush In Action pasó una noche junto a la historia y el silencio. Por Sebastián Espinoza Fotografías: Sebastián Fritis Cementerios, ciudad de los muertos. Es aquí donde la vida vino a morir, donde nace la muerte, es aquí donde la vida que crece entre la muerte simboliza el paso eterno entre nosotros y los que ya nos dejaron. Para la mayoría de las personas y religiones la muerte no existe. Es solo el paso para el descanso eterno del alma en el paraíso creado por Dios. Pero para los que aún vivimos, la ilusión de la vida eterna aflora en nuestras almas. Con un sentido eterno, de apego a la existencia. Pero la vida, solo dura un instante, un pequeño espacio la separa de la muerte. El recuerdo de los que fueron nuestros y hoy ya no nos acompañan, permanece en el tiempo por generaciones. Viven en el corazón. Allí mantenemos encendido el fuego de esas personas. El monje, como el quiere que lo llamemos, es alguien grande, corpulento y con una mirada intensa. Nos recibe de forma alegre casi a las 21:00 en una noche oscura y fría de lunes. Como si fuera su casa, el mismo Cementerio de Antofagasta. Inaugurado en el primer semestre de 1874, alberga miles de compatriotas, presidentes, poetas, combatientes de guerras mundiales y cientos de relatos enigmáticos. Sinceramente, no creo que todos tengamos el coraje de vivir en un camposanto, lugar de mucha concentración energética, llantos, ira, pena, dolores sinceros que son difíciles de describir. Lágrimas con dolor y angustia, sentimientos a flor de piel y, por sobre todo, desolación. Convivir con la muerte no es normal, es complejo poder no sentir algo al ver el funeral de un bebé, sentir el llanto desgarrador y la pena que retumba el alma. SOLEDAD. Imágenes religiosas e inscripciones corroídas por el paso de los años, son parte de los hitos que se pueden ver con mayor detención en medio de la soledad de la noche. Muy seguro por la noche recorre el cementerio de extremo a extremo, por pasadizos que, de manera natural, tus ojos tienden a mirar si ves sombras o siluetas a tu lado. El monje, muy católico, nos dice que todos estamos acompañados por Dios, él se siente protegido, junto a sus tres perros que están siempre a su lado. Como primera parada nos lleva al mausoleo de la familia Camus, donde se comenta que estaría el primer dueño de la minera Chuquicamata. Está enterrado en una hermosa infraestructura construida en Francia a principios del siglo 20. Dentro tiene unos oleos hermosos de ángeles que decoran el cielo de la cripta como una representación divina del descanso eterno. Se supone que esta casona que está al lado de una preciosa higuera, se comenta que tiene una conexión directa con una casona ubicada en calle Bolívar con avenida Argentina. Su madera gastada y de color negro nos impresiona a primera vista. Cerca de ahí nos lleva al lugar donde estuvieron sepultadas unas brujas. Antofagasta no tiene esa riqueza mitológica que tienen otras partes del país, como Chiloé, Salamanca, Talagante, pero aún así, la gente le tiene temor y recelo a esos temas que son tabú. Acá la gente agarró miedo al enterarse que estaban enterrados estos supuestos brujos. Hoy en día estos mausoleos, están vacíos. El monje me lleva y me dice que pase e ingrese. Con un poco de miedo, temor y cuestionamiento interno, entro de igual manera y los perros no quieren hacerlo con nosotros. Me extraña que se quedaran afuera y no quisieran ingresar. Será cierto o no de que en ese lugar habían brujos, depende de cada uno, pero decidimos irnos por si las moscas. MAUSOLEO. El cementerio data de 1874, cuando Antofagasta aún pertenecía a territorio boliviano. Los cementerios se bendicen todos los años el 1 de noviembre, entonces es tierra santa… ¿cómo se supone que algo maléfico funcione? El Monje contesta que, de igual manera, los poderes del bien y el mal coexisten. La lucha es de ellos y no nuestra, pero al estar ubicado acá muy cerca del campo, lo que dicta tu corazón es lo que prevalece. Él nos cuenta que ha visto, en varias ocasiones, fantasmas y duendes en el cementerio. Uno de los lugares más cargados estáticamente, y que ha sido medido con medidores de frecuencias de radio psicofonías, que es la tumba de “las monjitas” que están en la calle principal. “Vi a una entrar al mausoleo, me saludó con la mano y se esfumó”, nos relata. En Youtube y su canal principal, muestra cuando un grupo de investigadores paranormales visita estos lugares con equipos y es donde mayor actividad se percibe. Mientras camina, nos detalla historias de brujos que fueron encontrados ahí mismo. Mujeres con vestidos, velas negras y en estado de delirio no han sido hechos aislados. Lo más complejo, es ver manos de niños en vidrios pequeños en lugares donde no tienen acceso. ¿Serán almas que murieron tan repentinamente que no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo? Lo de los niños puede ser algo perturbador. Él nos cuenta que en sus rondas le botan vasos, cosas y siente voces. “Yo no me asusto, cuando uno anda con Dios siempre está seguro”, dice el monje. RECORRIDO. «El Monje» realizaba un recorrido de tipo turístico por el cementerio, convocaba a muchas familias e interesados. Pero hace tiempo que no se sabe de eso. Cuenta que un trabajador nuevo hace un tiempo llegó asustado porque sintió que algo le pegó en su cabeza, lo llevó al lugar y unos meses antes ahí se había colgado una mujer de unos 20 años. El tipo se volvió loco y dejó el trabajo días después de lo que pasó. No son hechos aislados, la gente viene a sufrir y a suicidarse acá. No toleran el dolor de haber perdido un ser querido. Es normal que la gente de tercera edad se quede sentada frente a sus esposos o esposas, o hijos descansando. No sé exactamente si pudiera vivir ahí o pernoctar por periodos prolongados. La reflexión ante el dolor, la empatía casi natural ante el dolor y el miedo a cosas que el cine nos ha inculcado te pueden volver loco. Si bien, como él dice, no es un trabajo para todos. Siente que al final del día, aún estando de vacaciones o en cualquier lado, el cementerio te llama. Te hace necesitar y ser parte de él, como que si algo inexplicable pasara que no te pudieses alejar de él. RESILIENCIA. No muchos se atreven a trabajar en el lugar. Un funcionario dejó el trabajo después de vivir una experiencia paranormal. Hacer Comentario Cancelar Respuesta Su dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web