La justicia parece ser una mentira por estos días en los que la confianza en abogados también parece estar en el suelo. El Caso Audios ha dejado ver cómo los pergaminos y diplomas, que cuelgan en las oficinas de algunos profesionales y autoridades, no tienen relación con su comportamiento ético y moral. Pareciera que hubiese un fantasma o ser invisible, o incluso interno, que nos dice que estos conceptos no están muy sincronizados con las personas, o quizás es porque también existen otras vías para conseguir objetivos, probablemente de una forma más rápida, que podrían estar empujando a las personas, incluidos nuestros respetables líderes, a actuar de forma irregular, constantemente, ¿qué creen? ¿Esta competencia invisible expresada en cotidianeidades, como los duelos de bailes por atención en redes sociales, puede ser uno de los factores que expliquen la incapacidad de hacer las cosas de forma correcta?

Pareciera que el sistema te dice que, con más “movidas”, ganas más espacio, más poder y más victorias. La competencia imaginaria y la falta de una base valórica, podría decirse tanto a nivel personal como social, hace que el “avance”, que solo podría seguir tratándose de acercar la sociedad de consumo a las masas, se haga sin pensar en los demás ni en las consecuencias, mientras se pueda atesorar riquezas ganadas con destacables mentiras, engaños, fraudes, trampas. Palabras muy repetidas últimamente, que parecieran decirnos que las cosas siempre que han hecho de esa forma. ¿La honestidad ha quedado afuera de nuestra vida social? Las autoridades del Poder Judicial lo demuestran. Sus conversaciones con el abogado Hermosilla son las pruebas y los capítulos del caso con el cual se entiende cómo otros terminaron en clases de ética y no en condenas carcelarias.

Si estamos claros que en las poblaciones no hay militantes de la RN, de RD, del PC, socialcristianos, del PS, si sabemos que todos viven en el mismo lugar, ¿por qué, al igual que nuestros abuelos y padres, seguimos yendo a ir a votar falsamente por alguno de ellos cada cierto tiempo? Porque la gente tampoco se atreve a ir en contra de ese grupo en el que hablan de la misma forma y meten a los Cesfam, a los Departamentos de Finanzas u Operaciones Internas, a incompetentes que en unos seis meses se convierten en algún director. ¿Para qué queremos más de eso? La política se trata de eso, y Chile no ha sabido buscar otra vía, ni siquiera se puede asegurar que exista algún proyecto de izquierda entre lo que ofrece la política y lo que muestra la televisión a la gente.

La rabia y frustración hacen que la sociedad busque ex- presiones en las que se vea que al malo se le está haciendo algo, al menos. Hablamos de las señoras que lanzan tomates afuera de los tribunales a los delincuentes y los hinchas que insultan a los jugadores en los estadios. Quizás la gente recurre a estas expresiones, o espacios, al ver que no hay justicia en otros lugares de la sociedad, que por cierto también se ha vuelto más oscura en temas de privacidad y restricciones impuestas por las mismas personas en sus supuestas redes sociales, casi como las nuevas iglesias digitales que dictan el comportamiento, que al final hace que todos sean solamente más hipócritas.

A veces es difícil entender a aquellos que no creen en nada. Pero si todo se trata de mentiras y la sociedad no da muchos espacios para la verdad o para la justicia, ¿en qué podemos creer?

Laca Mita

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