Johan BernaNadie es ilegal en la frontera Bush in Action septiembre 29, 2021 Crónicas, Reportajes 1554 Diariamente, cientos de migrantes caminan por la ruta entre Colchane y Huara para llegar a Pozo al Monte, Iquique o algún destino donde puedan vivir, trabajar y ojalá olvidar ese insufrible camino en el desierto más árido del mundo, lugar donde los “coyotes” los abandonan a su suerte y donde la muerte es una amenaza latente. Hay cuerpos desgastados, fatigados y sedientos, aferrándose a cualquier sombra que les de una tregua. Son las puertas de un infierno que están dispuestos a atravesar en busca de una vida mejor que la que tuvieron en la tierra que dejaron atrás. Por Johan Berna, desde Iquique SIN FUTURO. Familias completas deciden migrar de su país en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades. Dicen que en Venezuela el dinero no les alcanza por la inestabilidad económica, sienten que sus hijos no tendrán un buen futuro y es por ellos que deciden enfrentar al desierto de Atacama. INCERTIDUMBRE. Las horas pasan, el cansancio y el hambre aumentan, las personas se aferran a su fe para afrontar los días complejos que se avecinan. Muchos hombres aguardan un turno para autodenunciarse y en esta tensa espera, el desgaste psicológico se hace protagonista. DIVISIÓN FAMILIAR. Llegando a Colchane, las personas buscan autodenunciarse a la PDI. La prioridad la tienen mujeres y niños. Los hombres -muchas veces- tardan días en concretar este proceso, y es ahí donde muchas familias deben separarse para huir lo antes posible de las inclemencias del altiplano. ODISEA. Sonia (57) viaja junto a su hijo Gonzalo (27), quien es insulino dependiente y no cuenta con sus medicamentos. Ambos fueron estafados en la frontera: los coyotes les quitaron todo y los abandonaron en las cercanías de Chusmiza. Les dijeron que estaban a media hora de Huara, pero llevan 11 horas de caminata. Ni siquiera en auto se llega en media hora: hay 74 kilómetros entre ambos puntos. Sonia teme lo peor. AYUDA ANÓNIMA. Grupos de ciudadanos autoconvocados, conmovidos por la situación por la que atraviesan miles de migrantes, fueron en ayuda de manera desinteresada e inmediata; alimentos, agua, leche, pañales, entre otros. También se sumaron organizaciones como ACNUR(ONU), la Cruz Roja y Ampro. DESGASTE. Las condiciones en que emprenden este viaje son las peores. Falta de agua, alimento y protección contra el sol merman los cuerpos de los que se atreven a desafiar el desierto. La muerte es una realidad latente. Las cifras oficiales hablan de al menos 10 fallecidos. El frío, la fatiga y la altura son los principales factores de riesgo. REFUGIO. En el desierto toda sombra es un asilo porque el sol no da tregua. Cerca de Huara, un grupo de familias comenzaron a habitar unos containers abandonados: aquí se resguardan y descansan luego de la extenuante caminata. Improvisan colchones, se cubren con lo poco y nada que les queda, aunque el apoyo mutuo y la alegría nunca faltan. DESIERTO HELADO. María Cristina (30) camina junto a sus dos pequeños. El viaje lo define como un infierno. Ella tenía otra idea, pensaba que las cosas serían distintas. Recuerda que algunos compatriotas le hablaron del “desierto helado”, pero fue mucho peor de lo imaginado. Ella solo espera llegar a su destino lo antes posible. DEPORTACIÓN. Luego de que el gobierno anunciara en Colchane el plan “Frontera Segura”, con el cual buscan deportar a quienes ingresen a Chile por pasos no habilitados, los sueños de miles de personas se derrumbaron. Asustados y muy confundidos, no saben qué pasos deben seguir. Algunos temen por las represalias que podría tomar el régimen de Maduro en su contra. Hacer Comentario Cancelar Respuesta Su dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web