Desde que el río Loa pasó a ser chileno se han generado extracciones de sus aguas para las diversas industrias que han marcado la historia y el estilo de vida del territorio. Ayer el salitre, hoy el cobre, mañana el litio, pero siempre alimentados del río del cual se desprenden derechos de agua transables en un mercado declarado agotado entre tuberías. El agua de mar desalinizada podría detener su deterioro -junto al de los salares de la región de Antofagasta- mientras se pierde la vida interna de sus venas subterráneas acuíferas. 

Por Bryan Saavedra, desde Calama
Fotografías de Felipe Núñez 

Poco después de la anexión de territorios que generó la Guerra del Pacífico comenzaron a registrarse los primeros derechos de agua en lo que hoy conocemos como región de Antofagasta. La Dirección General de Aguas (DGA) data los primeros en 1906 a nombre de la Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway P.L.C. con 237 litros por segundo (l/s) del río Siloli, en 1914 la Chile Exploration Company, actual Codelco, adquiría 2.300 l/s por segundo del río Loa. Extracciones a las que sumaron más industrias apozando el agua que se reparte en tuberías que avanzan, con la gravedad, llevando el agua a las casas de la región de Antofagasta.

Los antiguos atacameños que habitaron este río de 440 kilómetros lo consideraban un ser viviente, invocándolo para sus cultivos en aquellos tiempos donde la domesticación del agua era por canales que limpiaban y realizaban ceremonias. En estos días el agua va por enormes tuberías que recorren la región: al lado del tren, al medio de un río, debajo de la tierra, en las tuberías de las casas, cruzando el recurso que fue repartiéndose en derechos de agua del río Loa y sus afluentes: río Salado, río San Pedro, río San Salvador y Quebrada Amarga para salitreras, azufreras y la industria del mineral del cobre.

La información histórica de derechos de aprovechamiento de aguas en la región de Antofagasta de la DGA señala que desde 1983 en adelante hay un incremento de derechos de agua en particulares para uso de riego, aunque la mayoría no adquirió derechos por más de 3 l/s. En 1985 el Estado otorgó a Minera Utah de Chile Inc. (lo que hoy es Escondida) un total de 344 l/s del Salar de Atacama. Empresa que continuó adquiriendo derechos de agua durante los siguientes años junto a la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) en la región.

“Los derechos de aprovechamiento de aguas efectivamente otorgados a Minera Escondida se constituyeron entre 1985 y 2002, y corresponden a: Cuenca Salar de Atacama, sector Monturaqui – Negrillar con 1.758,9 litros por segundo y Cuencas Endorreicas Salar de Atacama – Vertiente Pacífico, sector Salar de Punta Negra: 1.450 litros por segundo”, detalla Marcela Astudillo Díaz, geóloga, directora regional de Aguas del MOP Antofagasta.

En la década de los noventas ingresan a las extracciones del río Loa más empresas mineras privadas, nuevos derechos de SQM y divisiones de Codelco. En 1994 se otorgaron derechos de agua a la Sociedad Contractual Minera El Abra por 605 l/s del Salar de Ascotán y en 1995 a la Compañía Minera Xtrata Lomas Bayas por 92,91 l/s en el Loa.

“Una de las características del DAA (derecho de aprovechamiento de agua) es que éste se puede vender, transferir y transmitir (heredar), por lo que el titular de un derecho puede establecer acuerdos económicos con terceros para el uso de sus aguas. Es así como algunas organizaciones de usuarios proveen de agua a las hidroléctricas, o bien, a las empresas sanitarias”, explica Marcela Astudillo sobre cómo funcionan estos derechos entre personas y empresas.

TUBERÍAS. La empresa sanitaria Aguas Antofagasta lleva el agua por estas tuberías a las ciudades de la región luego de captar el recurso del río Loa.

SALIDA DE CALAMA. El agua recorre estos lugares para llegar a las llaves de las casas e industrias.

FIN DEL RÍO

En enero del año 2000 se declaró el agotamiento de las aguas del río Loa y sus afluentes a través  de una resolución de la DGA luego de acoger una solicitud de la Comunidad Atacameña San Francisco de Chiu Chiu realizada en 1998: “Los estudios técnicos realizados han demostrado que en el cauce del río Loa y sus afluentes no existen recursos para constituir nuevos derechos consuntivos permanentes”.

“Si bien desde enero de 2000 no se pueden otorgar nuevos derechos sobre el río Loa, sí siguen vigentes los derechos otorgados previo a la declaración de agotamiento, los que hacen uso según la disponibilidad existente”, explica la directora regional de Aguas. Y agrega que antes de la reforma al Código de Aguas de 1981, realizada este año con la Ley 21.435 publicada en abril, “la DGA estaba obligada a constituir un derecho respetando estrictamente el orden en que habían sido solicitados, estando impedido de priorizar algún uso. Ahora, con esta nueva modificación al Código de Aguas, la DGA, al hacer el análisis de constitución de derecho en los lugares donde todavía existe disponibilidad, debe considerar un estándar superior, como es el consumo humano, uso doméstico de subsistencia y saneamiento, y además velar siempre por la preservación ecosistémica. Por lo tanto, siempre deberá primar el agua para el consumo humano por sobre una minera estatal o privada”.

En el registro de estos derechos de agua en 2015 se sumaron 60,8 l/s a Minera Centinela, 320 l/s a Antofagasta Minerals y 89,3 l/s a Exploraciones, Inversiones y Asesorías Huturi S.A., sociedad ligada al empresario de 71 años, Isidoro Quiroga Moreno, ex director de SQM que ha realizado negocios millonarios con la venta de derechos de agua en Chile otorgados por el Estado.

Los que adquirió en la región de Antofagasta en 2015 provienen de fuentes subterráneas del río Loa, acumulando más derechos de los 992 l/s con los que ya contaba en 2006 mediante Exploraciones, Inversiones y Asesorías Mundo S.A. para uso minero en la comuna de San Pedro de Atacama. En 2007 la Comisión Regional de Medio Ambiente de Antofagasta rechazó un proyecto de venta de sus derechos a Minera Escondida luego del levantamiento de las comunidades de Peine, Socaire y Talabre.

Un reportaje de Diario Financiero señala que en junio del año pasado el empresario salió del país tras vender gran parte de sus activos en negocios de minería, energía, salud, alimentación, entre otros. Se fue a Londres para perder su residencia y domicilio en Chile, lo que le permitirá dejar de estar afecto a impuestos a sus rentas de fuente extranjera.

Entre los últimos derechos otorgados en el río Loa figuran, en marzo de 2019, 22,5 l/s a Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia para uso minero y, en octubre del año pasado, a Inversiones y Asesorías Andeshidro S.A. con 30 l/s.

“Los derechos otorgados previo a la publicación de la ley 21.435 que reforma el Código de Aguas continuarán siendo a perpetuidad. Mientras que los nuevos derechos que se entreguen a partir del 6 de abril de este año, cuando se publicó la ley, serán temporales y otorgados bajo concesión por 30 años”, explica la directora regional de Aguas del MOP Antofagasta.

ESPACIOS. El río Loa nutre de espacios de esparcimiento y recreación a los calameños y calameñas.

Estos derechos a perpetuidad causan presiones en el agua del ecosistema del río, como llaman los expertos que hicieron el Diagnóstico del caudal ambiental del Río Loa del Gobierno Regional, a través del Centro de Ecología Aplicada Ltda, publicado en julio de 2020, en el cual se menciona que con la promulgación del Código de Aguas de 1981 los titulares pueden transarlos en función del mercado, creando un desarrollo económico en la región basado en el uso del agua en el que el sector minero y sanitario adquirieron un rol preponderante en cuanto a estas presiones.

El informe señala que la actividad minera, con sus extracciones, generan una baja en el caudal, mermando la calidad del agua, aumentando la salinidad, favoreciendo su estancamiento en algunos sectores.

Otras presiones que considera el informe son los cultivos agrícolas y la basura, dado que el río Loa presenta la mayor contaminación flotante a nivel nacional, en particular en sectores cercanos a Calama, el balneario Coya Sur -cercano a María Elena-, Chiu Chiu y más notorio a partir de la confluencia del Loa con el río San Salvador, donde recibe las aguas residuales de Calama de la planta de tratamiento Tratacal en la quebrada Quetena.

Si bien antes de la década de los noventas existía en la memoria colectiva solamente Codelco en lo que es la minería, hoy figuran 31 faenas en la región que -además- han experimentado un aumento en la demanda de agua potable, ya que en 1992 en Calama habían 121.807 habitantes y , de acuerdo al Censo 2017, se registraron 165.731 personas, demostrado un 27% de aumento de la población en 25 años. Esta población, considera el informe del Gobierno Regional, no valora el recurso por la falta de identidad con el territorio y desconoce de estas presiones sobre el ecosistema y el estado ambiental de las aguas. Antecedentes a los que se suman que un 28,2% de los habitantes forman parte de la población flotante, por lo que el informe sugiere realizar acciones que apunten a liberar al río de la presión demandada por la minería y el consumo de la población, principalmente.

BOCATOMA. En el sector de Ojo de Opache se encuentra esta bocatoma. El lugar es peligroso y se siente el sonido del agua apozada para irse por el tubo.

El estudio “Estimación de la demanda actual, proyecciones futuras y caracterización de la calidad de los recursos hídricos en Chile”, publicado en agosto de 2017, señala que los usos del agua en la región de Antofagasta se distribuyen en agua potable urbano con un 14,5%, agua potable rural con un 0,18%, agrícola con un 17,3%, pecuario con un 0,03%, minero con un 56,7%, industrial con un 11,1% y generación eléctrica 0%.

La empresa encargada de entregar el agua potable a la población cuenta con un sistema de abastecimiento de agua superficial formado por cuatro captaciones: Toconce (caudales de cuencas de río Hojalar y Linzor) en el río Salado; Lequena, Quinchamale y Puente Negro en el río Loa. A estas se suman dos entregas de agua por parte de Codelco, denominadas San Pedro de Inacaliri I y II.

Amalia Bautista, secretaria general de la Comunidad Indígena Yalquincha Lickan Ichai Paatcha, vive al lado de una de estas tuberías que reparten el agua potable. “Nosotros aún seguimos sobreviviendo. Tenemos cerca los filtros de Aguas Antofagasta, tenemos dos cañerías que vienen del volcán, desde el nacimiento del río, y pasan por Yalquincha y así no tenemos agua potable”, cuenta a la orilla del río, donde regresó hace cuatro años.

Junto a su comunidad luchan porque no se instale el proyecto de un puente; trabajan en el levantamiento de los sitios arqueológicos. “Yalquincha es todo. Yalquincha encajona el Loa. El Loa es la matriz de la naturaleza. El Loa tiene una memoria, nosotros también la tenemos. El agua es continua. La biodiversidad que existe también acá es importante para el ecosistema en el territorio”, habla la dirigenta sobre el lugar.

ULTRACENTRALISMO

El Anuario 2021 de la Minería de Chile, editado por Sernageomin, consigna que, en relación a la distribución de la producción de cobre, la región con mayor producción es Antofagasta, donde se registró el 53% de la producción del país el año pasado.

Los problemas del centralismo en Chile han hecho que este tipo de cifras no se traduzcan necesariamente en desarrollo para los territorios donde se producen estos recursos, en este caso todas las comunas de la región de Antofagasta.

“Acá en Calama se ve reflejado en las casas, en las construcciones para las familias de Codelco, familiares o los que bajaron del campamento de Chuquicamata las tremendas casas. Entonces ahí hay una segregación económicamente de los ricos y los pobres y eso no debería existir acá, por lo menos en Chile”, relata Amalia Bautista.

VIDA. El agua del río Loa nutre de vida a las industrias y a la población de la región de Antofagasta. Amalia Bautista en el sector de Yalquincha en la fotografía.

“Acá los pueblos nunca hemos surgido; es igual que Calama, donde veo que muchas veces salen miles de toneladas de cobre, ¿y a dónde se va? Y Calama es una ciudad que debería ser un lujo, pero lamentablemente es la ciudad más pobre, llena de hoyos en las calles, mucha delincuencia, mucha pobreza en Calama”, dice Germán González, presidente de la comunidad de Caspana, poblado ubicado a 84 kilómetros de la capital provincial del Loa.

En ese pueblo prehispánico viven unos 250 habitantes y llegan hasta 600 personas en los carnavales de febrero en los que celebran sus cosechas. Fueron una zona ganadera, aunque ahora quedan pocos llamos, corderos y cabras entre ellos. En agricultura poseen árboles frutales de peras, manzanas, damascos, duraznos y se destaca el sabor de la tuna de este lugar.

Actualmente, la comunidad tiene derechos de agua de 26 l/s para abastecer 80 hectáreas de cultivo en las que enfrentan problemas cuando baja el caudal. Además, cuentan con otros 200 l/s de otras quebradas que abastecen al río Loa desde el altiplano, donde mantienen la administración de los Géisers del Tatio junto a la comunidad de Toconce.

En esta zona la comunidad de Caspana posee derechos de agua de 8 l/s, los cuales no están siendo utilizados. “Esa agua se va al río Salado y nosotros nunca le hemos pasado la cuenta a Codelco, porque eso está abasteciendo a Codelco”, dice Germán González, ya que el curso al que se refiere queda previo al lugar de derechos de agua con los que la minera abastece al Distrito Norte.

“Nosotros hicimos una solicitud de derechos de aguas del volcán Blanco que se llama, un agua termal que son aproximadamente 5 litros por segundo aproximado, no es mucha agua. Eso es a lo que Codelco se opone, pero es un derecho que no está constituido por Codelco”, manifiesta el dirigente de la comunidad de Caspana. “Como comunidad estamos en condiciones de conversar, ir a terreno, veamos en terreno las cosas que están ahí y que no se tomen las decisiones allá en Santiago. Yo pediría a la gente de Codelco que está allá en Santiago que venga acá a la región a ver cómo estamos viviendo, qué cantidad de agua se llevan de las comunidades y que veamos también en terreno y conversemos”, agrega Germán González.

YALQUINCHA. Por el sector del río Loa más cercano a la ciudad pasan las cañerías de la empresa sanitaria y sus habitantes luchan por resguardar el patrimonio del lugar.

Julio Ramos, presidente de la Asociación de Regantes y Agricultores de San Pedro de Atacama que agrupa a 1.200 socios en su registro, cuenta que hace 60 años tenían registros de consumo de 1.200 l/s, muy distinto al panorama actual con 450 l/s como promedio en el año.

“Regábamos 1.400 hectáreas. Hoy esas 1.400 ya no se riegan. Se riega prácticamente un tercio de ello. Con eso seguimos desarrollando actividad agrícola de manera de supervivencia, prácticamente. Y con la variable minera es que, como el salar está interconectado, los niveles de humedad del terreno también son menores ahora. Entonces el agua se evapora muchísimo más rápido, tiene un menor efecto. Los cultivos ya no están teniendo los mismos rendimientos que tenían hace 50 ó 60 años antes previos a la actividad minera”, relata el agricultor en el poblado de San Pedro de Atacama.

El triunfo del Rechazo para el plebiscito del 4 de septiembre mantuvo la propiedad privada del agua por sobre los derechos de uso que estipulaba la propuesta de nueva constitución.

FIN DEL TRATAMIENTO

Cristina Dorador, científica ex constituyente por la región de Antofagasta, participaba en el estreno de un documental en el que mujeres contaban su relación con el agua y la sequía a días del plebiscito en la Universidad Católica del Norte. Ahí contó que “si uno hace un estudio respecto a los derechos de aprovechamiento de agua otorgados y el uso, eso cambia según la región. Efectivamente en la región de Antofagasta la minería tiene un gran uso y eso está poniendo en tensión lo que es la disponibilidad de agua para las personas y también para los ecosistemas. Por lo tanto, está ampliamente reportado que este modelo de privatización de las aguas en realidad lo que genera es mucha desigualdad en los territorios”.

En los últimos años las mineras han comenzado a instalar plantas desaladoras en la región para satisfacer su demanda de agua. “Es un tema económico: se requiere agua para los procesos industriales. Ahora, como es un tema relativamente nuevo, efectivamente hay estudios que han demostrado algunos impactos locales por, justamente, la descarga de salmuera al medio marino. Sin embargo, es necesario tener mayor monitoreo a mayor plazo para ver las posibles consecuencias, especialmente en la naturaleza y en la biodiversidad”, advierte Dorador.

En julio Codelco anunció que, en tres años, estará operativa su planta desalinizadora que funcionará por osmosis inversa con capacidad inicial de generar 840 l/s al sur de Tocopilla, cuyo objetivo es reducir en un 60% el consumo unitario de aguas continentales a 2030, mediante 160 kilómetros de tuberías de vuelta a Chuquicamata. Hasta el cierre de esta edición, la empresa se negó a dar una entrevista para esta revista sobre su relación con el agua.

A las orillas del río Loa, donde la cañería metálica atraviesa el caudal por un puente para luego llegar a Antofagasta, Amalia Bautista reflexiona sobre ello: “Sabemos que hay un cambio generacional y hay un cambio en el agua que va disminuyendo constantemente. El agua tiene una memoria, como le decía, ella tiene que hacer su curso hasta llegar a caleta Huelén, que es el último sitio arqueológico donde está la desembocadura del Loa y en algunas ocasiones no llega. Entonces ahí va perdiendo la memoria el agua”.

OJO DE OPACHE. Desde el año 1928 el sector Ojo de Opache cuenta con una bocatoma que merma el río y se lleva gran parte del agua por una cañería.

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