El espacio público generó memes con su llegada. enojó durante la construcción porque no contrataron a nadie de la caleta urco, al norte de Tocopilla, donde está instalada. Ya fue saqueada y saboteada. Solo queda, incólume, un letrero que indica un elevado costo para una plaza creada a partir de un sistema de absorción de mano de obra que causa más dudas que certezas.

Por Bryan Saavedra

El pelícano da vueltas en el aire, atisbando el fondo marino de la caleta Urco, ubicada a 40 kilómetros al norte de Tocopilla. Un joven trompetista lo observa desde una plaza ubicada al centro del poblado. El animal entra al agua y saca un pez en su enorme boca. Gira con él en el aire mientras el músico interpreta un solo en la plaza de palos, cuyo letrero de obra indica una inversión de 60 millones que llama a la duda sobre cómo se gastaron entre juegos, sombreado, bancas y basureros que hay. Todo de madera.

La gente rápidamente toma fotos y sube imágenes de la plaza y su extraordinario costo. Los memes no se hacen esperar en internet. Los involucrados dan explicaciones, pero no deja de dar tema de conversación este espacio público que fue financiado por el Programa de Mejoramiento Urbano (PMU) de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere), cuyos trabajos se ejecutaron vía directa por la Municipalidad de Tocopilla, eximiéndose del trámite de licitación pública para contratar al personal.

De acuerdo a datos obtenidos por BUSH IN ACTION a través de la Subdere, vía Ley de Transparencia, esto derivó a que entre febrero y mayo del año pasado, 42 personas fueron contratas para construir la plaza: 33 hombres y 9 mujeres. La mayoría por el sueldo mínimo, salvo el capataz que ganó más de 500 mil pesos los meses que se trabajaron 30 días, ya que febrero y mayo no se laburó el mes completo. Pero tras finalizada la obra, las críticas no tardaron, ya que rápidamente se filtraron documentos del proceso de licitación, mezclándose con comentarios como estos:

– “Por cosas como esta terminó presa la alcaldesa Karen Rojo, lo hacen harto, dan un presupuesto más alto del necesario, se reparten la diferencia”
– “Sus palitos de helado con cola fría y a cobrar”

Y todo el mundo preguntándose cómo se gastó tal cantidad de plata en la plaza. “Fue como bien polémico a propósito que hoy la información circula mucho más rápido que antes. Entonces la interpretación que se hace de la información también es más visual que, digamos, contextual. En qué sentido te comento esto. En que finalmente el trasfondo de por qué se postula a un fondo y cómo se estructura no es lo que se analiza, porque finalmente se analiza lo visual, y en lo visual se ve una estructura como a medio terminar y que finalmente tiene un costo muy elevado, que hay mucho gasto de sueldos. O sea, hay que tomar en cuenta que estos son fondos de absorción de mano de obra, que son para aportar un poco a los pescadores”, explica Pablo Oyarzún, director de Secoplan de la Municipalidad de Tocopilla, quien asumió este cargo cuando el proyecto ya había sido ejecutado durante la administración anterior.

OBRAS. El objetivo de los fondos que dieron vida al trabajo, señalan, son de absorción de mano de obra, una especie de POJH moderno.

Durante los cuatro meses de ejecución de esta obra trabajó una persona de Caleta El Rana, dos de Caleta Punta Arenas, una de Caleta Paquica, una de Caleta Huamán, otra de Caleta Quebrada Honda y una de Caleta Conchuela. El resto y grueso de las nóminas mensuales son personas de Tocopilla.

La Asociación de Pesca de Tocopilla (Asopesca) está ligada a la ejecución de los fondos de esta plaza, pero su presidente Manuel Adaos prefirió no entregar una versión a esta revista. Aunque en un video publicado el 25 de febrero en el Facebook de la Municipalidad de Tocopilla apareció entregando esta declaración: “Este trabajo fue de Asopesca y si alguna organización hoy día está como desmereciendo lo que se hizo, también fueron bene ciados, porque en el caso de Urco, Urco no pertenece a nuestra organización, que eso quede bien claro. Todas las organizaciones que hoy día trabajaron en este programa pertenecen solamente a Asopesca (…) Por lo tanto, si alguien se siente discriminado, bueno es un trabajo que nosotros hemos hecho y que a lo mejor las demás organizaciones no las han hecho. Entonces aquí no se entiende el por qué hoy día se está culpando, digamos, a ciertas personas con respecto a eso. Todo lo que tiene que ver con los fondos hoy día contraloría lo tiene en las manos”.

En Subdere señalan que los trabajos de la plaza de Urco fueron parte del Programa de Desarrollo Local, levantado a solicitud de la Municipalidad de Tocopilla y el Gobierno Regional. Y que el proyecto se encuentra “observado”, estando a la espera de la correcta ejecución o reintegro.

Según Contraloría Regional de Antofagasta (mayo de 2021), el objetivo del proyecto se cumplió, dado que 74,8% del presupuesto ($43.136.342) se desembolsó en remuneraciones. Pese a ello, el organismo fiscalizador estimó que faltó documentación y hubo falencias en la ejecución, por lo que solicitó a la Dirección de Obras Municipales que tome medidas para que el proyecto cumpla lo especificado y reintegre a Subdere los saldos. También pidió que se pondere un sumario por posibles responsabilidades administrativas derivadas de la falta de fiscalización por parte de la Inspección Técnica de Obras.

“El municipio a través de una unidad técnica que se designa hace el seguimiento, la scalización, la ejecución del proyecto, que es donde ahora nosotros tenemos que empezar a indagar responsabilidades, porque en este momento estamos en el proceso de rendición de esos fondos. Si bien son proyectos que están ejecutados, se entiende que no están ejecutados de la mejor manera, pero como unidad de Secoplan tenemos que hacer la rendición. Entonces nos enfrentamos a una difícil tarea de cómo rendir estos fondos que finalmente hay que rendirlos y el producto entregado no se acerca al producto diseñado. Entonces ahí tenemos que empezar a ver las responsabilidades con respecto a los hechos”, dice el director de Secoplan, Pablo Oyarzún.

CALETA MINERA

Julieta Muñoz es presidenta de la Junta de Vecinos Rural de Caleta Urco, donde dice que hay alrededor de 700 cabañas y unas 50 familias residentes. La mayoría de pescadores/ huireros, comerciantes y cuidadores de cabañas, como ella. Recuerda que habló con gente del municipio previo a la construcción de la plaza, que sería inicialmente en el sector norte, pero el diálogo no se retomó hasta que comenzó la construcción en el centro del poblado.

“Claro y ahí llamaron gente de afuera, de Tocopilla, de otras caletas, pero de Urco no había nadie. Pero sí igual pusieron gente de caletas, pero cercanas como Quebrada Honda, La Cuchara. Y estuvieron como un mes, fue algo muy rápido. Un mes y medio por ahí, pero más allá no pasó. Fue como puro hacer hoyos y como venían ya todos hechos los juegos, era puro instalarlos no más”, relata Julieta Muñoz en su casa de Urco.

La dirigenta vecinal cree que podría haberse gastado esa plata en algo más útil: sistema para obtener agua, instalación de electricidad, arreglos de la alarma de tsunamis e internet, sobre todo para los niños que tienen clases online.

“A las finales esa plata no sale de nuestros bolsillos, sale de la plata del gobierno, etcétera. Pero si ellos quieren hacer un proyecto y dicen que vale 20 millones ó 50 millones ó 100 millones, mientras sea un beneficio para la caleta, nosotros vamos a estar de acuerdo. El gobierno tiene que ver ahí los presupuestos y ver en realidad si vale o no la pena gastar tantos millones por un proyecto que sea tan básico”, dice Julieta Muñoz.

La plaza de 60 millones puede ser vista al entrar a la caleta. No cuenta con muchos puestos para tomar sombra. Le falta un columpio que después apareció quemado. Algunos juegos fueron vandalizados y otros pueden llevar a un riesgo, como la bajada del resbalín. Cero áreas verdes. Aunque, al sentarse en una de sus bancas, se logra la paz que entregan estos lugares alejados de las ciudades.

Eso es lo que más valoran los de afuera, que durante años han ido instalándose en cabañas. La mayoría de estos “propietarios” vienen de Calama y Chuquicamata, hasta este lugar ubicado a unos 40 minutos de Tocopilla, ciudad que se presenta a sí misma como la Capital de la Energía, la que aún no llega aquí.

INFRAESTRUCTURA. Junto al mar de la costa tocopillana, los juegos de Urco son uno de los pocos lugares de esparcimiento de la caleta.

“Si estamos a una distancia tan corta cómo un alcalde de Tocopilla no le pone luz a las caletas, como lo están haciendo para el sector de Iquique. Tienen de El Loa hasta la misma ciudad, todos tienen luz. Entonces qué les cuesta a ellos, que están más cerca, ponerle luz acá a las caletas. Y supuestamente la luz viene, pero de aquí a que llegue, no sé si vamos a morir esperando. O están esperando que esto se regularice, por el asunto que ya la gente tenga sus títulos de dominio para que a los de la luz les sea favorable”, considera la dirigenta vecinal de Urco Julieta Muñoz.

Este comentario no se aleja de la realidad, dado que el municipio de Tocopilla, desde el 6 de septiembre, inició un levantamiento de información en las caletas del norte y sur de la ciudad, el cual se extenderá hasta fines de octubre con el fin de regularizar los terrenos, ya que al ser asentamientos irregulares es difícil para el municipio generar proyectos de inversión en espacios públicos.

El plan del municipio pretende que se pueda contar con la documentación necesaria para, en 2022, realizar el proceso de regularización de los terrenos. Y en lo sucesivo avanzar hacia la urbanización del poblado costero.

“Tenemos que ver los alcances de la urbanización que se va a realizar, porque el ideal es que esto tenga todas las conexiones que se establecen que son: sanitario, eléctrico. Entonces eso igual hay que estudiarlo, porque hay una serie de eventos que están sucediendo ahora, por ejemplo la aprobación del Plan Regulador Intercomunal del Borde Costero, eso también asciende a la posibilidad de que llegue la postación a las caletas. Entonces hay que ir manejando varia información con respecto a eso”, agrega Pablo Oyarzún.

SANIDAD Y APORTE

Uno de los que está indignado por la plaza es un vecino muy cercano a ella llamado José Salinas (65), buzo-mariscador de la caleta que no fue considerado como trabajador del proyecto, pese a que desde los 24 años vive en Urco, cuando llegó desde Perales Viejos, Vallenar. Allí hizo su vida y es padre de siete hijos. Muchos de ellos -con nietos- lo van a visitar a la caleta y dice considerarse un urquino más.

Durante la construcción de la plaza, el pescador Salinas no podía trabajar en el pescado por las marejadas ni ir a Tocopilla, ya que en el trayecto le pedían permisos relacionados a la contingencia Covid-19. Perdía su producción mientras llegaban desconocidos a levantar la plaza. Dice que no vio más de 12 personas trabajando (en las nóminas aparecen 42). No le parece justo que haya venido otro sindicato y no el Sindicato de Buzos Mariscadores de Caleta Urco al que pertenece.

PESCADORES. Los padres prefieren que sus niños vayan a recolectar algas, opina José Salinas.

“La plaza no nos gusta porque los viejos prefieren llevar a sus nietos, a sus hijos, al huiro, a recolectar algas en vez que estén ahí, porque no tiene ni una ciencia. Independiente quién venga, si usted trae a su hijo, a su nieto no va tirarlo ahí nunca, jamás va a tirarlo. Lo van a dejar rasguñado entero. Está mal hecho ese trabajo para las lucas que están, yo que no tengo mucho número, pero no hay que ir a estudiar para darse cuenta de lo que está ahí. El chanchullo que hicieron. Yo digo aquí hay que poner mano dura, alguien que le ponga el cascabel al gato y diga: ‘Comparito, vamos a ver qué pasó acá. Demuéstreme las 60 luquitas que están acá poh viejo’”, propone el pescador.

El detalle del gasto en la plaza de Urco indica que se utilizaron $43.136.342 en sueldos, $239.999 en el letrero, $3.270.120 en arriendo de maquinarias y $10.926.663 en materiales de construcción. Se compraron 609 palos, los cuales constituyeron a un gasto de $3.304.550 en madera.

Esta plaza de Urco, cuya construcción también cumplió un rol de emergencia en el contexto covid-19, fue la única analizada para este reportaje. Sin embargo, también se aprobaron recursos para otras dos plazas, bajo la misma modalidad, en Caleta Paquica y Caleta Punta Arenas.

Pablo Oyarzún de Secoplan cree que hay que solucionar este asunto y entrega dos razones: sanidad de la administración y aporte al espacio público de la comunidad. Fundamenta:

“Quizás podemos hacer un fondo de absorción de mano de obra, pero bajo otra modalidad, que no sea de administración directa del municipio, sino que pueda ser, por ejemplo, a través de una empresa de terceros licitando el producto, todo ese tipo de cosas para permitir tener garantías y que esto funcione, si es que se vuelve a realizar. Por el momento los tenemos suspendidos, pero a futuro tenemos que ver cómo es la estrategia que desarrollemos para que se tenga un producto que llegue a buen puerto, que finalmente, independiente de lo que se gaste en el personal, hay que ver también el aporte que se le puede generar a la comunidad que vive en el sector como construcción de espacio público”.

VISTA AÉREA. La gran mayoría de los residentes habituales de Urco viven del mar, ya sea en la pesca o en el “boom” del huiro.

 

 

 

 

 

 

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