En la Era del Capitalismo este trabajo se adapta a la velocidad de las comunicaciones. Guerras de atributos en páginas webs. Foros que simulan el Sernac del rubro. En tiempos desleales trabajadoras sexuales protestan por tener derechos formales mientras aumentan las amenazas (por fuera y por dentro) de sus plazas laborales.

Por Ángel Guzmán
Ilustración de Ignacio Mandiola

Para las(os) trabajadores sexuales la cama resulta un espacio que, como sale en videoclips y películas, puede quedar lleno de billetes, posiblemente. Esta labor es una zona roja y ambivalente. Se llega por circunstancias y necesidades. Puede dar estabilidad y realización, pero también atrapa.

La fantasía excesiva convive con la violencia en este entorno y camina, casi sin luces, hacia la formalidad que anhela María José (37), escort que trabaja en La Serena. Viste jeans, una blusa blanca, bléiser amarillo, y no se quita los lentes oscuros en el Parque Japonés.

–Llevo más de 10 años. Partí trabajando en Europa, trabajé en España, en Francia, en Italia. Es una decisión que la tomé, porque igual el trabajo del día a día para mí como que no me llega, ¿me entiendes? O sea que un sueldo fijo, que tenga así, no me da. Entonces de ahí tomé la decisión de probar en esto, y sí me fue bien, y hasta hoy día estoy trabajando– relata.

Su mundo está ligado a páginas webs de servicios sexuales a los que se puede acceder desde 40 hasta 100 mil pesos en su ciudad. En Santiago se puede llegar a pagar hasta 200 mil por una hora en este rubro de mediana legalidad, que ya no sólo se trata de night clubs, schoperías, casas de citas y departamentos. Internet mueve masas que buscan placer. Con solo una búsqueda es posible hasta conseguir sexo a domicilio.

María José compite hasta con 70 escorts en la página sexychicas.cl y considera que el marketing y la publicidad mandan en este negocio. Aparece de cabello rubio vistiendo faldas de cuero, pantis, tacos altos y lentes ópticos con la típica difuminación que no deja contemplar el rostro de su delgada figura.

–Creo que nosotras deberíamos tener el mismo derecho de cualquier trabajador para poder cotizar en cuanto a la salud; o sea yo voy, por ejemplo, a un banco. Voy a pedir una hipoteca y me preguntan, ¿dónde trabajas tú? Y le digo que trabajo de escort. ¿Cómo puedo justificar yo que gano plata, entiendes? Se nos cierran muchas puertas en ese sentido por haber ese vacío legal y también abre puertas para que seamos violentadas en muchas ocasiones.
–¿Qué piensas que el feminismo vea esto como un trabajo esclavizante?
–No porque alguien sea feminista tendrá la opinión que esto es malo, que este trabajo no se puede, que este trabajo es esclavizante para la mujer, ¿me entiende? Otras personas no lo piensan así, ¿me entiende? Es totalmente respetable. Yo igual respeto la opinión de las personas y también exijo que me respeten. Es mi cuerpo. Es mi vida, ¿me entiendes? Yo puedo decidir qué hacer de ella.
–¿Y dentro de este trabajo es posible identificar a alguien que pueda ser un posible agresor?
–Uno no llega a conocer mucho a la persona, es un momento. Es solamente un momento, ¿me entiendes? Es cuestión de una hora, y media hora. Eso no te da tiempo para conocer a la persona. Pero igual ya cuando llega a ser repetitivo y te habla de la misma cosa, actúa de la misma forma. Entonces tú puedes decir: Uf, esto puede ser…, muchas veces entre compañeras hemos hablado eso. Que puede ser un peligro para la sociedad. Este hombre, por ejemplo, puede ser, yo no sé, un violador, ¿me entiendes? Hasta ese punto muchas veces llegamos a pensar.
–¿Hoy cómo es el tema del ingreso a este mundo, ves que es algo que es netamente por necesidad, o ya tiene que ver con otros factores?
–Hay muchas cosas. Hoy en día todavía existe que hay mujeres que sí lo hacen por exclusiva necesidad, porque no tienen otra opción que digamos; de pensar siempre hay opción, ¿me entiendes?, antes de llegar a hacer eso y no quiere, pucha hay miles que cosas que puedes hacer. Hay otras mujeres que lo hacen porque, como mi caso, yo me siento más libre, yo dispongo de mi tiempo, yo escojo mis vacaciones, yo elijo que a qué hora voy a trabajar y a qué hora no voy a trabajar. No estoy con una persona detrás puntualizándome qué es lo que tengo que hacer. ¿Me entiendes? Entonces tengo tiempo para mí y gano más plata.

DINERO. Pese a las voces en contra en la opinión pública, la prostitución continúa siendo un negocio imparable. Ilustración: Ignacio Mandiola.

En el Hospital San Pablo de Coquimbo María José acude, cada dos meses, para realizarse un control de salud sexual. Examen que, entre 2018 y 2022, hubo un total de 259 registros en esta región, la mayoría de mujeres trabajadoras sexuales. Mientras que, durante el mismo periodo, en el Hospital Regional Dr. Leonardo Guzmán de Antofagasta (HRA), se realizaron 1.093 de estos controles, también la mayoría a mujeres.

Ella considera que ha tratado de convencer a sus colegas explicándole que es algo bueno para ellas, pero no todas deciden realizarse el control. En el HRA la matrona Isabel Alfaro de la Unacess, unidad en la que hacen controles de ITS y el control de las personas que ejercen el comercio sexual, sean mujeres u hombres, comenta que “acá en la unidad lo realizamos de forma mensual y los exámenes. Hay algunos que se toman todos los meses, como son los flujos vaginales para detección de gonorrea. Y los exámenes de sangre que se realizan cada seis meses, si es que no sufren algún accidente en el trabajo. Accidente me refiero a que se rompe un preservativo, o que llega un cliente que pida realizar sexo sin preservativo”.

La matrona explica que la mayoría viene a hacerse exámenes por voluntad propia, búsqueda de preservativos y para brindar seguridad en su trabajo. Considera que cuando este procedimiento era obligatorio, hasta 2009, la situación era distinta. “Mis colegas que trabajaban aquí antes que yo llegara, decían que ellas tenían 12 a 15 pacientes diarias. Nosotros actualmente tenemos dos, tres al día. Hay días que no hay nada”, relata en la Unacess.

¿Cómo estima que es el número, en términos informales, de trabajadores sexuales que no se realizan este control? “Yo creo que debe ser el doble, hay mucha gente que trabaja por su cuenta, me refiero a que no tienen un empleador. Las chicas algunas trabajan en algún night club o en alguna schopería, que ahí igual se ejerce la prostitución, aunque ellas digan que no, pero igual se ejerce prostitución por lo que las mismas chicas cuentan”, estima la matrona.

El carnet sanitario es un librillo pequeño, como un diario de vida que registra los controles. Durante este proceso las trabajadoras sexuales les han contado sobre su vida. La mayoría coincide que les fue muy mal durante pandemia, pero que también podían salir con permisos para el supermercado, por ejemplo, para realizar algún servicio en esos tiempos.

“Para todo tuvo que haber algún ingenio, el ingenio del chileno. Pero eso, y ha llegado también harta población extranjera. Entonces algunas de esas chicas tienen un título en su país. No sé: abogada, profesora y a veces les pregunto: ¿Chiquillas y hasta cuándo, por qué? No (dicen ellas) hasta que regularice los papeles, y hay algunas que llevan años regularizando papeles…, pero eso generalmente. No con todas se puede formar un vínculo”, relata.

ROPA INTERIOR. Hay decenas de puntos donde comprar sexo en la capital regional.

En un café del centro de Antofagasta Jano, de 57 años, cuenta cómo llegó a convertirse en publicista de este rubro hace cinco años. Jano puede ser el tío de cualquier familia. Semi alto, semi gordo, canoso con barba del mismo tono y una polera de equipo de fútbol. De vez en cuando responde mensajes en el celular para publicar anuncios en las páginas para las que trabaja: Chimbis y Skkoka en todo Chile. Estima que debe tener unas 300 clientas que solicitan este servicio, quienes -de su punto de vista- llegan a ganar de dos millones de pesos hacia arriba, mientras él supera el millón, en términos mensuales.

“Hay que ser aplicado más que nada y tener la tolerancia para tener tantas niñas. A veces mi teléfono colapsa tanto que yo tengo que tener la capacidad de atenderlas a todas. O sea, todas quieren publicarse en el mismo momento. A veces tengo cinco whatsapp, o seis, whatsapp encima y las niñas quieren la publicación al tiro ya. Entonces, como yo ahora me demoro tres minutos en cada publicación, trato de hacerlo lo más rápido posible para que todos queden conformes. Pero igual mi teléfono suena todo el día. Que sácame la foto, que póneme la foto. Que cámbiame la foto y texto, título. Por eso yo corté los tiempos de trabajo míos, porque ya llegó un momento en que yo estaba colapsado”, dice.

Jano se levanta diariamente a las siete de la mañana para atender nuevas clientas, o bien decirle a las antiguas que ya es tiempo se renovar su publicación. Ellas van depositando y quedan en la web. Trabaja hasta las 8 de la noche. La resistencia ya no lo acompaña como antes. Para eso usa plantillas que va llenando con nombres artísticos, fotos y datos como la edad de la persona, un texto atractivo.

–Un día estuve cesante y empecé a vender ropa de night club, lencería y ahí se fue abriendo el mundo. Entonces las niñas empezaron a preguntarme si yo conocía algún publicista y yo cerré la puerta a que no tenía ninguna capacidad para eso. Pero después alguien me dijo: Oye los publicistas que trabajan en esto tienen que tener tarjeta MasterCard y Visa, porque las niñas no se pueden automáticamente publicarse, porque la cuenta rut no les sirve. (…) Yo la tenía. Tenía justo la Master Card y la Visa, y empecé a probar y a probar, y después tenía a una, dos chicas y se fue corriendo la voz.

Jano cuenta que se dedica 100% a esto y que no hay más de 10 publicistas de este estilo en Chile. Las páginas tienden a asociarse a lugares, o regiones. Aunque cree que las webs internacionales son las más fuertes. Eso lo notó cuando empezó a trabajar en Chimbis, que encontraba raro el nombre, y la página se posicionó y en no más de tres semanas.

–Yo conozco al dueño de Escort Norte, es argentino. Yo lo conocí cuando trajo su página y él era garzón. Entonces yo lo acompañé a los lugares: a los topless, donde las niñas a presentar la página y no lo pescaba nadie. Pero a él le costó mucho posicionarse. Le costó como siete años, más o menos. Le costó demasiado, pero solamente le abarca de Antofagasta a Calama, llega hasta como La Serena y la idea de él era abarcar todo Chile. Esa es la gracia. Por eso cada región con su página. Así como Sexosur del sur, digamos. RelaxChile es una página fuerte, pero solamente se posiciona en Santiago, no puede salir de ahí.

Un aspecto positivo, relata, es que las páginas están haciendo más filtros para evitar publicar a menores de edad. Él mismo pide el carnet o pasaporte para verificar. También dice que ya no hay pudor en cuanto a mostrar el rostro, que las chicas lo están haciendo por un tema de competitividad, pero que no es sólo eso lo que atrae a los que consumidores de este rubro, porque conoce chicas que, sin necesidad de publicarse, tienen clientes por el servicio que entregan.

SECCIÓN RECLAMOS. Páginas como Escort Norte tienen un formulario para reclamar por el servicio prestado.

Las páginas de servicios sexuales son similares a las de citas. Puede avanzar –con el touch– viendo fotos, textos, videos, puntuaciones y presionar botones digitales para hablar por WhatsApp, o llamar directamente. “En Santiago, por ejemplo, de Providencia hacia arriba 200 lucas, hasta 300 lucas han cobrado. Yo no sé si las pagarán los tipos, pero bueno hay gente con mucha plata y el rango de las niñas es de 50, 70, 40, pero hay tipos que, me han contado las niñas, que pagan hasta 100, 200 lucas sin hacerles nada, por solamente compañía. Entonces los tipos tienen la capacidad de pagar, o sea si la niña pudiera cobrar 100, 200, el hueón se las paga. De hecho, a una niña la invitaron hace poco a pasear y más encima le pagaron por ir a pasear, o sea ese tipo de tratos se da”, relata.

Las conexiones sexuales y la fiesta parecen nunca parar en zonas como Antofagasta o Calama. Lugares predilectos para trabajar de escort por sus cualidades económicas. Los vecinos de la calle donde se ubican estos locales/casas suelen disimular y convivir. Todo se pone pesado cuando llega la noche y afuera comienza el movimiento de macheteros y toda esa órbita nocturna de gente miseria, y malicia.

A pesar que la tecnología ha cambiado este rubro y la atención cada vez es más personalizada, sigue dándose, como antiguos tiempos, en la calle. Los noticieros, durante el verano, mostraron a menores de edad extranjeras, en Santiago, exponiéndose por calle Matta para ofrecer estos servicios en la madrugada. Lo mismo que sucede en Antofagasta en calle Latorre con Sucre, y cerca del Ministerio de Obras Públicas.

La violencia está ligada a este mundo. El asesinato a balazos de un ciudadano extranjero afuera del night club Topsy de Antofagasta lo graficaron durante la madrugada del 25 de marzo. Jano conoce el rubro desde que se publicaban anuncios en El Mercurio de Antofagasta y cree que los tiempos han cambiado, por lo que aconseja a las niñas no ir a domicilios a las tomas o en sectores conflictivos para evitar que les roben y les hagan daño. “En el caso mío yo corro riesgos siempre la competencia o te quiere sacar del sistema o en cualquier momento me va a llamar un compadre. Me a querer extorsionar, si esta cuestión se está dando hace rato ya”, cuenta el publicista.

Según él estos son los riesgos para los clientes: “Lamentablemente han llegado muchas niñas extranjeras. Bueno, lamentablemente son venezolanas y esas niñas están extorsionando a los clientes de repente. Me contaba un cliente la otra vez que fue a una cita, no se concretó y se fue. Entonces la niña, como el tipo la había contactado por Whastapp, le mandó un video. Le dijo: Oye tú viniste a atenderte y te fuiste. Así que, si no nos das cierta cantidad de dinero te vamos a extorsionar con tu familia, con toda la hueá. Entonces ese tipo de ejercicios se están dando ahora”.

Más allá de la legalidad también hay espacios que se han levantado como una especie de fiscalizadores de los servicios de escort en internet. La Estokada es la página más conocida en la que usuarios relatan sus encuentros sexuales y evalúan la atención, armando toda una discusión. María José reconoce que lee esta web, donde hay reportes de su trabajo.

–Mira, por ejemplo, me hace un comentario un cliente, que es un estokador, por ejemplo, te estoy dando un ejemplo. Él no cuenta que haya venido con los pies hediondos o con los calzoncillos sucios, o sin cepillarse los dientes. Él va a contar que la chica no le dio besos, me prometió esto y no lo hizo. Pero nunca va a decir el porqué.
–¿Qué pasa, en el caso de tu trabajo con un hombre, cuando se pasa ese límite de la relación por servicio, es cómo muy complicado, cómo afrontan ese asunto?
–Son cosas que no son compatibles, realmente. Sinceramente hablando uno tiene que, o trabajar en esto o pololear, una de dos, porque igual en las parejas siempre hay celos, ¿me entiendes? Yo creo que ahí, entre la competencia de quién esté más guapo, tú puedes estar con quien esté más alto, más bonito, más escultural. Todo ese tema implica mucho, es difícil. Así que yo pienso que relación de pololeo y escort al mismo tiempo, no. No va.

OPINIÓN. Foros como “La Estokada” sirven de punto de encuentro para consumidores de comercio sexual.

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